Herzog & de Meuron han dado a conocer su próximo proyecto, nada más y nada menos que el primer rascacielos aprobado en muchos años en París.
París no es una ciudad de rascacielos y no por mero capricho, sino porque la resistencia de su suelo hace de los edificios muy altos una apuesta peligrosa y muy riesgosa. Sin embargo al parecer la tecnología ya es capaz de resolver ese pequeño gran inconveniente, ya que los diseñadores del ahora tan famoso 'Estadio del nido de pájaro', los arquitectos Herzog & de Meuron, han logrado que el ayuntamiento de París les autorice su rascacielos en forma de pirámide, que se convierte así en el primer edificio de este tipo en autorizarse después de que se levantó la prohibición que imposibilitaba su construcción en el corazón de la ciudad.
La pirámide triangular, el primero de los 20 rascacielos que se estima se constuirán en la ciudad luz, estará listo para el 2014 y contendrá oficinas, un centro de convenciones y un hotel de 400 habitaciones.
Este tipo de proyectos dan pie a la reflexión, ¿son realmente necesarios estos rascacielos en ciudades históricas?, de ser así ¿deben permitirse? o hay que explorar nuevas alternativas para resolver la demandas de las siempre crecientes ciudades. La respuesta tal vez le toque a las nuevas generaciones resolverla, la actual ha empezado a hacerse las preguntas y esbozar algunas respuestas, pero aún no da señales contundentes de tener a la vista alguna solución real que este dispuesta a asumir.
París no es una ciudad de rascacielos y no por mero capricho, sino porque la resistencia de su suelo hace de los edificios muy altos una apuesta peligrosa y muy riesgosa. Sin embargo al parecer la tecnología ya es capaz de resolver ese pequeño gran inconveniente, ya que los diseñadores del ahora tan famoso 'Estadio del nido de pájaro', los arquitectos Herzog & de Meuron, han logrado que el ayuntamiento de París les autorice su rascacielos en forma de pirámide, que se convierte así en el primer edificio de este tipo en autorizarse después de que se levantó la prohibición que imposibilitaba su construcción en el corazón de la ciudad.
Este tipo de proyectos dan pie a la reflexión, ¿son realmente necesarios estos rascacielos en ciudades históricas?, de ser así ¿deben permitirse? o hay que explorar nuevas alternativas para resolver la demandas de las siempre crecientes ciudades. La respuesta tal vez le toque a las nuevas generaciones resolverla, la actual ha empezado a hacerse las preguntas y esbozar algunas respuestas, pero aún no da señales contundentes de tener a la vista alguna solución real que este dispuesta a asumir.
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