lunes, 16 de febrero de 2009

Hotel Casa Luna, el hotel más angosto del mundo



En un estrecho lote de 5,60 metros de ancho, de la ciudad de Buenos Aires, se erige el hotel más angosto del mundo. En un contexto que ha perdido la atmósfera del habitar urbano, este edificio es un grito de verde en un mar de fachadas en tonos de gris.

Diseñado por los arquitectos Horacio Sardin, Valeria del Puerto y Diego Colón, este proyecto de 930m2 se yergue como un jardín vertical inyectando vida al contexto con su segunda piel verde que lo envuelve por completo de vegetación.



La vegetación crece enredándose en un enjambre de filamentos curvilíneos de acero, conformando una escultura metálica a escala urbana de 30 metros de altura.

Se crean así atmósferas generosas de climas sensuales y espacios que estimulan los sentidos, potenciados por la captación de los destellos de sol y la multiplicidad de reflejos y brillos que el acero provoca.

El verde perenne se consolida con el transcurrir del tiempo, obteniendo una potente unicidad de lectura, mientras que con el cambio de las estaciones, evidenciado con el disperso colorido de las flores que entonan la fachada, se alcanza una diversidad de posibles fachadas.


El proyecto arquitectónico, complementado por una bien lograda propuesta de interiores, logra que los espacios de este proyecto, a pesar de su estrechez física, se sientan amplios y cómodos, además de bien iluminados.

Con madera, espejoz, color blanco y la vegetación, siempre cambiente, que envuelve al edificio los espacios interiores del proyectos son congruentes con el concepto ecológico del edificio, concepto que se refuerza con una biblioteca provista con libros relacionados con la ecología en la planta baja.

Cada una de las 17 habitaciones se concibió como un spa en si misma, provistas de un tina, un sauna y una ducha especial.
Para gran parte del mobiliario interior se han utilizado materiales reciclados, como los respaldares de las camas y los sillones construidos con papel prensado reciclado. En el subsuelo se aloja la cocina y los servicios de hotelería.

En la azotea, además de albergar otros servicios funcionales, se reconstituye el verde y el jardín, mancomunando la fachada con el patio posterior.

Vía: Arqa.com

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