Si bien los artistas y humanistas tienen el Premio Nobel, los arquitectos tenemos el Premio Pritzker como el máximo galardón que se puede recibir en esta profesión. Este año el ganador es el arquitecto chino Wang Shu, un arquitectos que curiosamente se encuentra fuera del mainstream y la tendencia actual en que los arquitectos a veces parecen rockstars.
Toda su obra se encuentra en China, y en vez de optar por la arquitectura espectacular tan en boga en estos días, ha optado por una arquitectura menos protagonista, más sobria, más modesta. Su obra se ha centrado en la creación de edificios atemporales que responden a su contexto en todos los sentidos.
Con este nombramiento el Premio Pritsker hace un reconocimiento tácito a la importancia de la arquitectura y urbanismo chinos de cara a las décadas por venir, y refuerza su prestigio al otorgar el premio a un arquitecto no tan reconocido internacionalmente pero cuyos logros y obras lo hacen digno merecedor de este premio.