Revisando los sitios habituales que suelo visitar buscando información interesante para el blog, me topé con una nota, no referente a arquitectura directamente, pero si referente a la realidad socioeconómica de nuestro tiempo, una realidad que históricamente ha condicionado el devenir de la arquitectura a lo largo de la historia.
La nota aparece en el blog de arquitectura de edgar gonzalez, y es sobre un nuevo periódico madrileño llamado 'Somos Malasaña'. Lo interesante de la nota es el uso del término 'Sociedad Glocal', término que se refiere a la sociedad global local.
La nota aparece en el blog de arquitectura de edgar gonzalez, y es sobre un nuevo periódico madrileño llamado 'Somos Malasaña'. Lo interesante de la nota es el uso del término 'Sociedad Glocal', término que se refiere a la sociedad global local.
En una época en que la globalización empieza a perder fuerza, y los gobiernos asumen de nuevo las riendas de la economía mundial, riendas que en realidad nunca perdieron, términos como este, manejados en el mundo de la microeconomía, o sea la economía local, en la que nos movemos día a día, nos señalan que no solo los gobiernos no han perdido las riendas de la economía global, sino que los ciudadanos han sabido adaptarse a las circunstancias de esta nueva realidad tan satanizada, y en buena parte con justa razón.
Esta es una buena noticia, porque nos hace que ver que el ciudadano común y corriente, le da su peso a su historia, su cultura y sus tradiciones, ya que iniciativas como la de este diario, que se dedica a reportar solo lo que acontece en una zona muy concreta de Madrid, demuestra que el sentido de comunidad local se mantiene a pesar de que ahora todos somos una gran comunidad, una pangea social, que al parecer no es tan cohesiva como se auguraba.
Esta es una buena noticia, porque nos hace que ver que el ciudadano común y corriente, le da su peso a su historia, su cultura y sus tradiciones, ya que iniciativas como la de este diario, que se dedica a reportar solo lo que acontece en una zona muy concreta de Madrid, demuestra que el sentido de comunidad local se mantiene a pesar de que ahora todos somos una gran comunidad, una pangea social, que al parecer no es tan cohesiva como se auguraba.
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