Este proyecto ubicado en Utrecht, Holanda, y de la autoría de Rocha Tombal Architecten, me gusta por dos cosas: el uso de una textura única y su proceso de diseño.
De lo primero no hay mucho que decir, salta a la vista el resultado, que puede gustar o no pero definitivamente le da un carácter único al proyecto. De lo segundo ,es por decir lo menos, curioso, que el punto de partida de la volumetría del proyecto sea la clásica que cualquier niño de kinder la daría a una casa, y que al agregarle a este elemento principal algunos otros definidos por las necesidades de los espacios interiores, se llegue a una volumen final que es moderno y vanguardistas a la vez que tradicional en ciertos aspectos.
De lo primero no hay mucho que decir, salta a la vista el resultado, que puede gustar o no pero definitivamente le da un carácter único al proyecto. De lo segundo ,es por decir lo menos, curioso, que el punto de partida de la volumetría del proyecto sea la clásica que cualquier niño de kinder la daría a una casa, y que al agregarle a este elemento principal algunos otros definidos por las necesidades de los espacios interiores, se llegue a una volumen final que es moderno y vanguardistas a la vez que tradicional en ciertos aspectos.
Un volumen adosado para el comedor, con una muy estrecha relación visual con el jardín, y una serie de ventanas dirigidas a puntos específicos del entorno a manera de 'ojos' que salen del edificio son todo lo que necesitaron Ana Rocha y Michel Tombal para lograr este original proyecto, que si tiene una virtud es su sencillez, a pesar de que nuestra primera impresión al mirarlo pueda ser todo lo contrario.
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